domingo, 17 de octubre de 2010

hola de nuevo

he decidido escribir algo, por revivir el blog, por hacer mención a Marta(http://untilthesungoesdown.blogspot.com/) , que me ha dado una gran alegría y sorpresa a la vez.
escribir algo, informar sobre mí, sobre mis historias, recuerdos, experiencias.
deciros, y recordar, que donde escribo ahora, es aquí. Clic
donde cuento mis emociones, sensaciones y todo eso que forma parte de mí. con un clic.

ha vuelto. el frío, el recordar recuerdos que quién sabe si se volverán a vivir.
hoy, quería haceros recordar conmigo, que viviérais de manera similar uno de los días de verano que finalizaron en septiembre. un día, que sé de antemano que no volverá.
rondaban las dos de la mañana y en mi casa reinaba el silencio absoluto. el riego hacía ya más de una hora que había saltado y los perros no ladraban. mis pies alcanzaba la sábana arrugada al final de la cama y yo, como siempre, estaba con la almohada plegada para inclinarme y colocar el ordenador en mis rodillas.
sentía tanta felicidad, unas ganas de gritar, de hacerle ver al mundo lo que estaba a punto de suceder. de la locura que íbamos a cometer.
dos prendas de ropa, mi móvil, que estaba segura que no necesitaría, y mi guitarra al hombro. era lo único que iba a hacer falta. allí.
aquel lugar del que no paro de hablar en todos los sitios web que tengo. (aunque miento, ya he parado, por darle un respiro a mi corazón.) donde las estrellas son sonrisas y las sonrisas, las más estrelladas. donde el tiempo ni corre, ni vuela, si no que va lento, guardándose en ti. minuto a minuto. aquél sitio que ha recojido tantas sensaciones en mí.
iba a volver, iba a darme una última oportunidad. lo estaba viendo, estaba cerca. podía sentirlo. el aire, la velocidad. el tiempo corría hacia una sóla decisión. que no dependía ni de mí, ni de Irene, dependía de una ese y una í. o una ene y un no. así de sencillo.
las noches transcurrieron igual hasta que llegó el día en el que nos embarcamos a nuestra última aventura de verano. podríamos haber escojido otro día, otro lugar, pero era aquél. tenía que serlo. tan expentantes por saber qué nos escondían las montañas, la velocidad subidas en un coche. qué sentimientos nuevos descubriríamos, si empezaríamos alguna historia nueva.
no hubo nada que se quedase sin recojer en las estrellas que llegamos a contar con la mirada de la única y mi última noche allí. hubo más sonrisas que las tonalidades que adquirió el cielo en ese amanecer. risas como pliegues de la manta que compartimos y horas que no cambio por nada.
sí. lo he dicho. he dicho que no voy a volver.
pero lo hago cada día, siempre. de alguna forma ese lugar está y estará para siempre en mí. lo siento en cada acto que hago y pienso demasiado en aquello.
ha marcado mi verano, y ahora puedo admitir, que a las alturas en la que estoy, ha marcado mi vida. con un punto y final o más de uno, sellado por lágrimas.
es así. de duro, algo que a simple vista parece maravilloso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario