jueves, 25 de febrero de 2010

131623

Llueve y, una vez más, pienso en ti.
En los días que ahora son números que quedan marcados con tinta de la más fuerte en mí, la inborrable.
En tu sonrisa, tus ojos, tu voz.

Te he perdido, . Definitivamente te estoy perdiendo.
Cada día que pasa, va aumentando mi felicidad, con cosas como el simple hecho de un hola tuyo.
Y, a la vez, van disminuyendo las posibilidades de tenerte. De mantenerte, retenerte en.

Eres tan especial y a la vez inalcanzable...
Quizá es por eso por lo que haces, sin quererlo, que cada vez incontroládamente, te quiera más.

Claudia

sábado, 20 de febrero de 2010

¡Si no merece la pena!
Cuando me digo esto a mí misma para autoconvencerme pienso:
¿Qué es lo que no merece la pena? ¿Él o el amor?
Me has fallado tanto.. No hay punzada más aguda que creer que conocías a una persona, creer que detrás de cada obstáculo iba a estar su sonrisa. Esa sonrisa que me duele tanto.. Fíjate, después de terminar todo, cuando ya hasta las cenizas han salido volando con la brisa de la bifurcación de caminos, aún no he podido decidir cuál de tus sonrisas me gustaba -me gusta- más: aquella de cuando me mirabas después de besarme, o la de cuando llegabas a mi casa, con el pelo alborotado, húmedo aún de la piscina y la piel cálida.

Y es que me termina llevando a la conclusión de que el único amor que merece la pena, el único que no te deja sola, recogiendo los retales de recuerdos, es ése que dura para siempre, ¿pero cómo puedo distinguirlo? ¿La única forma es caerme, caerme, caerme?
Por primera vez en mi vida lo reconozco: tengo miedo.

Esmalte rojo.

Mientras el esmalte de uñas rojo se seca pienso en todo lo que podría haber conseguido si no hubiese sido tan cobarde, tan pequeña, tan tonta. Sentimientos como la timidez que hace que no te muevas, que no le hables, que te quedes sin respiración e incluso quieras morirte en ese mismo momento, que la tierra te tragase y que no volvieses a la superficie.
Timidez, cobardía. ¿Pero por qué no me dejaron tranquila en una, yo sólo pedía una tarde para dejarlo todo de lado y poder enfrentarme a ti? ¿Por qué? Por más que intentaba luchar contra estos sentimientos, no lo conseguía. Seguía haciendome pequeña y ridícula, y lo peor de todo es que delante de ti. ¿Tú te dabas cuenta de todo esto? Porque si realmente lo sabías, me da vergüenza pensar en todo lo que has visto después de un año. ¿Hace un año ya? Qué va, hace más. Hace más de aquel "si yo vengo ahora a esta clase él tiene que estar, sí, sí..." Y ahí estabas tú. Cuando empezó toda esta estupidez por una
estúpida estúpida, que en este caso soy yo. Soy estúpida, tonta, ridícula, cobarde, tímida, pero, sobre todo, enamorada. Y lo peor de todo es que de ti. Tú, que no te importa no hablarme porque no me necesitas. Que no te importan esos días en los que nos vemos por pura suerte. Que tampoco te importa si llegas tarde. Tampoco si llueve ni si llevas paragüas. Tampoco si te miro. Tampoco cuando te sonrío, aunque no te lo creas, ¡sí! es a ti. Ni tampoco te importa si yo sigo pensando en mis estupideces, mis tonterías. Todas ellas reinadas por ti. Claro que no te importa nada de esto porque no lo sabes. Sigues encerrado en ella. ¿Pero es que no la ves? ¿No te das cuenta de qué clase de persona es?
Claro que... Si no te das cuenta qué clase de persona es, ¿cómo te vas a dar cuenta de que existo? Y lo mejor de todo, que existo
¿para ti?



Sigo escribiendo y el esmalte ya se ha secado y no tengo por qué seguir.
Sigo escribiendo y esta vez es por ti.
Claudia

martes, 16 de febrero de 2010

43

Hoy.
Hoy es cuando me he levantado con una sonrisa, por primera vez en varias semanas.
Hoy he querido seguir en la cama unos minutos más para poder aguantar tu recuerdo en mi mente, no quería despertar.
Hoy vuelvo a ponerme nerviosa. Las manos se ponen frías. Tengo una felicidad que no es normal en mí y todo va acorde conmigo a lo largo del día.
Hoy es cuando canto a toda voz, sin importarme los gallos que salga de mi garganta, ni tampoco si alguien me mira con cara de: ¿qué estás haciendo?
Dentro de nada salgo de aquí. Me voy para volver tarde, mucho más tarde. ¡Y pensar que antes la tarde se me hacía pesada! Aún no era consciente de lo que había delante mía. ¡Estabas tú! Tú y tu sonrisa. Tú y todas las cosas que te caracteriza, que te hacen especial. 43 cosas que ahora cuento. 43 que iré contando poco a poco.
¿Pero cómo resumir en una entrada de blogger, tus ojos?
¿Cómo le explico a todo aquel que lea... tú? ¿Cómo te explico?
Si aún así escribo y vuelvo a borrar y otra vez reescribo y otra vez borro porque nada me parece perfecto ni que vaya a tu altura.
Y ahora suelto unas risas, porque lo mejor de todo es que no te conozco todo lo que me gustaría, y nunca me cansaré de repetir eso. ¡No te conozco lo suficiente para que en teoría esté enamorada y aún así soy capaz de llenar todo lo sin escribir que se me presente de ti!
Aunque esto no lo leerás nunca,

¿crees ahora que ella sería capaz de dedicarte los mismos minutos, horas, días que los dedico a pensar en ti?
¿Crees realmente que ella aprecia cada detalle tuyo?


, efectivamente.
Hoy es cuando me sumerjo allí donde más me gusta,
en tus ojos verdes.

Claudia

domingo, 14 de febrero de 2010

14.2

- Ni que te fueras a casar con él, a vivir juntos y fueseis a jubilaros a la vez.
- ¿Quién sabe?
- ¿Por qué sigues pensando que el amor es eterno?
- Sé que no lo es.
- ¿Entonces?


Feliz (mierda) San Valentín.

Irene


sábado, 13 de febrero de 2010

EXISTO

(para ti)