viernes, 12 de agosto de 2011

esto es sólo un hasta luego

éste blogspot ya ha sido abandonado,
pero puedes seguirme a mí, claudia, aquí
te espero a ti, a ti y a ti,
¡y a ti también!
http://clauclouds.blogspot.com/

y por siquieres pasarte,aqui esta el de espestorm:
http://espestorm.blogspot.com/

o el de irene: Enredarnos

os esperamos a todos, allí.



:)


gracias por habernos seguido aquí, de verdad, significa para nosotras mucho que tantas personas de alguna forma se hayan identificado con lo que escribíamos, o escribimos.
sois muy importantes.
gracias de nuevo



claudia

lunes, 29 de noviembre de 2010

de nuevo.

Se había ocultado en aquella oscuridad de su habitación y por si ella fuera, no hubiera salido nunca.
Luego se alegró de hacerlo.
Entre las sábanas tecleó sus palabras decisivas, sus palabras dedicadas. Palabras, me atrevo a decir, preciosas. Con un último clic, las envió.
Movió sus pies energéticamente para entrar en calor. Se acurrucó en la esquina derecha del colchón, en el lado más fresquito de la almohada. Con las manos apretó el edredón hacia sí. Bueno, miento, con una sujetó el edredón, con la otra, el móvil. Se lo acercó a sus párpados cerrados por si había alguna noticia que le despertase.
Y así, fue así como se imaginó toda una historia. A horas de la noche que ni siquiera recuerdo, con números por minutos.
Se imaginó un Domingo.
Y qué Domingo.
Él iba a recojerle a su casa, y antes de decirle un hola le capturaba su mano con delicadeza para no soltarla en lo que quedase de tarde. Se perdían entre las plantas, las flores, el cielo y las risas. Las horas se consumían en las notas que desprendía de su guitarra y las voces sonaban al unísono por ambas partes. Historias repetidas, historias re-contadas. Miles. Pero ninguna como la que estaba sucediendo imaginariamente en su cabeza.
Fue entonces, cuando estaban en la nota más aguda que rompía con una risa, cuando se durmió sin querer.
¿Para qué iba a querer dormir si ya estaba soñando?
¿Para qué soñar, si lo que estaba imaginando ya era más que perfecto?
No le dio tiempo a responderlas, cuando ya estaba soñando con algo de lo que no se acordaría al día siguiente.
Y así, al día siguiente, se despertó. No se acordaba de cuando se había dormido.
Sus pies estaban totalmente fríos y se encontraba en la esquina izquierda, casi sin almohada. Una mano yacía debajo de su cintura y la otra había perdido el móvil. Se le había perdido entre las sábanas, quién sabe si por un lado de la cama, por otro, debajo, entre sus sueños.
A tientas palpó sobre el colchón a ver si lo encontraba, pero no dio con él. Así se asomó por el lado del colchón que daba a la pared, allí donde habían caído las pesadillas, los malos recuerdos, los nombres olvidados y las miradas perdidas. Y efectivamente, perdido entre las vocales y consonantes del nombre que consiguió olvidar después de los días de piscina, allí estaba.
Y también estaba lo que le dibujó la primera sonrisa del día.
La primera de las muchas que han venido después.

domingo, 17 de octubre de 2010

hola de nuevo

he decidido escribir algo, por revivir el blog, por hacer mención a Marta(http://untilthesungoesdown.blogspot.com/) , que me ha dado una gran alegría y sorpresa a la vez.
escribir algo, informar sobre mí, sobre mis historias, recuerdos, experiencias.
deciros, y recordar, que donde escribo ahora, es aquí. Clic
donde cuento mis emociones, sensaciones y todo eso que forma parte de mí. con un clic.

ha vuelto. el frío, el recordar recuerdos que quién sabe si se volverán a vivir.
hoy, quería haceros recordar conmigo, que viviérais de manera similar uno de los días de verano que finalizaron en septiembre. un día, que sé de antemano que no volverá.
rondaban las dos de la mañana y en mi casa reinaba el silencio absoluto. el riego hacía ya más de una hora que había saltado y los perros no ladraban. mis pies alcanzaba la sábana arrugada al final de la cama y yo, como siempre, estaba con la almohada plegada para inclinarme y colocar el ordenador en mis rodillas.
sentía tanta felicidad, unas ganas de gritar, de hacerle ver al mundo lo que estaba a punto de suceder. de la locura que íbamos a cometer.
dos prendas de ropa, mi móvil, que estaba segura que no necesitaría, y mi guitarra al hombro. era lo único que iba a hacer falta. allí.
aquel lugar del que no paro de hablar en todos los sitios web que tengo. (aunque miento, ya he parado, por darle un respiro a mi corazón.) donde las estrellas son sonrisas y las sonrisas, las más estrelladas. donde el tiempo ni corre, ni vuela, si no que va lento, guardándose en ti. minuto a minuto. aquél sitio que ha recojido tantas sensaciones en mí.
iba a volver, iba a darme una última oportunidad. lo estaba viendo, estaba cerca. podía sentirlo. el aire, la velocidad. el tiempo corría hacia una sóla decisión. que no dependía ni de mí, ni de Irene, dependía de una ese y una í. o una ene y un no. así de sencillo.
las noches transcurrieron igual hasta que llegó el día en el que nos embarcamos a nuestra última aventura de verano. podríamos haber escojido otro día, otro lugar, pero era aquél. tenía que serlo. tan expentantes por saber qué nos escondían las montañas, la velocidad subidas en un coche. qué sentimientos nuevos descubriríamos, si empezaríamos alguna historia nueva.
no hubo nada que se quedase sin recojer en las estrellas que llegamos a contar con la mirada de la única y mi última noche allí. hubo más sonrisas que las tonalidades que adquirió el cielo en ese amanecer. risas como pliegues de la manta que compartimos y horas que no cambio por nada.
sí. lo he dicho. he dicho que no voy a volver.
pero lo hago cada día, siempre. de alguna forma ese lugar está y estará para siempre en mí. lo siento en cada acto que hago y pienso demasiado en aquello.
ha marcado mi verano, y ahora puedo admitir, que a las alturas en la que estoy, ha marcado mi vida. con un punto y final o más de uno, sellado por lágrimas.
es así. de duro, algo que a simple vista parece maravilloso.

sábado, 19 de junio de 2010

he hecho las maletas, por la cosa de vacaciones y eso
ahora estoy aqui
http://clauclouds.blogspot.com/

domingo, 2 de mayo de 2010

Confusión.

Nunca me había puesto a pensar en las personas que están escondidas detrás de ti, recojiendo cada partícula de oxígeno que suelto al respirar, o tocando lo que yo toco al pasar.
Que quizá no me haya comportado bien contigo desde el principio, que también podría decir, que siento que eres especial para mí, no quizá de la manera que a ti te gustaría, o que incluso, a mí me gustaría, pero lo eres, eres especial. Y aún no sé hasta que punto ni de qué tipo.
Sé que podríamos compartir momentos (no todos los que me gustaría), risas y más ganas de reír. Sé que podríamos llegar lejos, aún no sé dónde. Sé que también, podrías estar ahí para cualquier cosa que necesitase y, sin yo decirte nada, lo sé.
Lo sé con tanta certeza que duele. Duele pensar que hay una persona detrás de todas las demás que yo pensaba que no sería especial y sin embargo lo es. Una persona que sí que me ve especial y además reconoce que no le ha ido nada bien las cosas conmigo.
He pasado por encima de ti aun habiendo pasado por esto yo misma antes. ¿Cómo he podido estar tan ciega? lo mal que una se siente cuando todo tu amor es guardado para entregárselo a otra persona acompañado por el sufrimiento de no ser correspondido. Lo mal que una puede llegar a estar porque a esa persona no le importas nada en absoluto.
En apenas una semana conoceré muchas respuestas a preguntas que aún no se han formulado y que están en el aire, esperando a ser recojidas para susurrarlas al viento.

martes, 20 de abril de 2010

hay veces, que merece la pena esperar

Aquel día fue diferente.
Él la esperaba sentado en el banco. Sí, ese banco, donde siempre habían quedado antes de irse a tomar un helado. Uno de chocolate y otro de caramelo. Siempre acababan mezclados. Cómo sus besos. El banco donde habían discutido, besado, reído, compartido. El banco más desgastado del parque, con miles de hojas que no apartaban a la hora de sentarse.
19:32
Se había pasado dos minutos de la hora. Normal, ella siempre llegaba tarde. La conocía demasiado bien para afirmar que llegaría diez minutos tarde.
Jugueteaba con su móvil, lanzándolo hacia arriba y cogiéndolo del aire. En ese momento pensó que era una especie de imagen de su corazón durante la última semana.
¿Para qué exactamente habían quedado allí? Volvió a releer su mensaje de hacía exactamente siete días.
"Necesito hablar contigo. Urgente. Allí, donde siempre a la hora de siempre"
Fue realista y pensó que obviamente algo estaba pasando.
19:35
Estupendo. Anochecía. Y anochecía esperando. Ella no llegaba.
Decidió respirar hondo y pensar en positivo (cosa que nunca hacía). Vendrá, vendrá. Es ella la que le había citado a él.
19:37
Para hacer más amena la espera decidió buscar las imágenes. Sus imágenes. Disfrutar de ellas, de ella en ellas. Disfrutar de los minutos que quizá le quedaban para pensar que seguía con ella pasase lo que pasase.
19:39
Poco queda para que llegasen a ser los diez minutos que siempre se quedaba a esperarla. Desde que se conocían. Esos diez minutos que dedicaba para repeinarse, para comprarle algo. Esos diez minutos que disfrutaba del olor del parque, que de alguna manera se fundía con el de ella.
19:41
Casi llegan los minutos a menos cuarto. Esperar, esperar. Debía esperar.
19:44
Ella no llegaba. Por más que miraba para buscarla en aquel parque de otoño no la encontraba. Miraba a todos lados, a ver si aparecía. De alguna manera u otra debía ir. Debía aparecer.
Entonces, le vino a la cabeza la primera vez que quedaron allí para celebrar el cumpleaños de ella. Fue la primera vez que se retrasó más de diez, quince minutos. Resultó ser que ella se estaba terminando una novela y por ello no apareció. Fue la excusa más dulce que le pudieron decir para llegar tarde a una cita. Tras dicha excusa lo primero que se le ocurrió hacer fue abrazarse mientras ella se reía a la vez que él le decía un suave "Feliz Cumpleaños".
Entonces, a las 19:51 notó una mano en el hombro. El esmalte rojo oscuro desgastado de las uñas hizo que él se diera la vuelta. Ella. Sin pintar, desarreglada. El pelo recojido en una cola, baja y casi suelta. Sin los pendientes que él le regaló hacía dos meses por celebrar sus trece meses juntos. Sin su colgante de nota musical. Sin su rejoj. Con los cordones de los zapatos desabrochados y mojados. Durante dos minutos él se quedó observándola sin cansarse y, antes de que hicieran tres minutos que él estaba sentado con la mano de ella en el hombro, se levantó del banco y fue hacia ella. Se unieron en un abrazo durante un tiempo. No sé con certeza cuanto.
Después de que él se bañara en sus lágrimas sin saber muy bien lo que pasaba, logró articular como pudo, con voz ahogada:
- Estás preciosa.

domingo, 21 de marzo de 2010

Importancia nula.

Es de noche. No estás. Tus sentidos van dirijidos a otra persona. Persona a la que verás mañana y pasado y al otro y al otro. ¿Y a mí? Claro que no te importa que no me verás mañana ni durante toda la semana. Eso no tiene importancia, ¿verdad? Total, pueden pasar meses y meses que seguiré en la oscuridad cada vez más pequeña. Perdiendo el tiempo por ti. Contando segundos, minutos, horas, días, semanas que hace que no nos vemos. Sigue sin importarte, ¿no? Un poco de matemáticas para calcular todo eso no hace mal a Claudia, qué va, todo lo contrario, viene bien de vez en cuando practicar.
¿Y si te digo que si no te veo hay cosas que no tienen sentido?
¿Y si te digo que los colores no son los mismos?
Que aunque haya salido el sol por fin, ¿para mí no?
Qué, ¿sigue sin importarte?
Claro, es normal. Te entiendo perfectamente. Yo no te importo nada.
Si tu supieras el grado de importancia que tienes en mi vida...
Quizá entonces empezaría a importarte.

Claudia